EL FÚTBOL NO ESTÁ ESCRITO…

PONGAMOS QUE HABLO DEL REAL MADRID. Hablar del Real Madrid como si fuera un equipo cualquiera o tratar de afear sus conquistas desde unos argumentos que tan solo tienen cabida entre los envidiosos, es no entender demasiado lo que significa el fútbol. Porque el fútbol, queridos míos, no se entiende sin el Real Madrid. Porque el Real Madrid representa mejor que nadie este infinito juego al que llamamos fútbol. Ya advertí en este recreo que entre la lógica y el Real Madrid, suele ganar el Madrid. Pero existe algo que trasciende a ese pulso que el Real Madrid le echa a lo que parece lógico y del que suele salir triunfante. ¿Cómo explicarlo? Me vais a permitir lo primero viajar a través del tiempo hasta llegar a mi infancia, lugar donde el fútbol concentra toda su esencia, las emociones van y vienen sin ser explicadas y los sueños se fortalecen para que la memoria y la imaginación corran hasta el infinito y más allá. Yo viví muchas noches europeas no escritas que terminaron con un gol de Santillana en el último suspiro. Viví muchas noches europeas no escritas que empezaban desde el espíritu de un rebelde nacido para la causa llamado, Juan Gómez «Juanito». Viví muchas noches europeas no escritas y reservadas a la entrega apasionada de un tal Paco Llorente. Viví muchas noches épicas que fueron perfumadas por ese nuevo aroma que nos trajo «La Quinta del Buitre». Entendí la importancia que tienen en cualquier guion los actores secundarios como, por ejemplo, Sebastián Losada. Viví las carreras por la banda izquierda de Rafael Gordillo, siempre con las medias caídas y la cabeza levantada. Viví demasiadas noches hermosas donde el Real Madrid me enseñó a entender el fútbol sin necesidad de estudiarlo tal y como se hace ahora por parte de quienes hablan mucho sin decir prácticamente nada. Esa infancia se la debo a mi abuela y por supuesto a mi madre, que soñaron conmigo en aquella casa del barrio de Prosperidad, cerca del Santiago Bernabéu, estadio que ha sido testigo de tantas y tantas noches inexplicables traducidas en el famoso «miedo escénico» para los rivales. Esa infancia que siempre va de la mano de mi Tío Marcelino, que fue lo más parecido al padre que nuca tuve. A él le debo la memoria sin la que el fútbol se queda en poquita cosa. Todo lo demás tiene que ver con la imaginación sin la que el fútbol también se queda en poquita cosa. Seguid hablando de que el Real Madrid roba porque eso es lo único que os queda. La envidia de muchos forma parte de nuestra grandeza. Pero no se equivoquen los envidiosos; LA GRANDEZA DEL REAL MADRID CONTINUARÁ ACUMULANDO NOCHES NO ESCRITAS PORQUE SI EXISTE UN EQUIPO EN EL MUNDO QUE ENTIENDA LO QUE ES EL FÚTBOL, ESE ES EL REAL MADRID. Y recuerden siempre que «NOVENTA MINUTI EN EL BERNABÉU SON MOLTO LONGO». Va por ti, Juanito.

Deja un comentario